Infielmente mío (Novela de autoayuda)










Infielmente mío

De las ilusiones más comunes del ser humano, es tener una pareja con la que crezcas, evoluciones, trasciendas a través del amor, respeto, fidelidad, y reciprocidad, cuando la relación se fractura a causa del engaño, es sumamente difícil seguir adelante.
Infielmente mío, una novela que te hará temblar el alma, te llevará a vivir una reflexión profunda de cómo mejorar tu relación de pareja, si estás al borde del divorcio, si tu pareja te ha sido infiel, si intuyes que te está engañando, entonces, Infielmente mío es para ti. 
Una infidelidad puede dejar a una persona sintiéndose devastada, sola, traicionada y confundida. A veces, una situación así, pone fin a una relación. Otras veces, las parejas pueden reparar la relación. Pueden hacerlo solos o con la ayuda de un terapeuta. A menudo, esto puede fortalecer la relación.
Descubre si los protagonistas de esta historia logran superar el doloroso engaño, Fernando y Melissa exponen sus sentimientos de tal forma, que te harán vivir en carne propia su sentir, una novela llena de amor, pasión, y erotismo en la que entenderás cómo un ser humano, pude explorar toda clase de sentimientos, vivir el claro oscuro del verdadero amor.


Introducción
En mi afán por ayudarme a encontrar las respuestas que tanto buscaba, escribí este libro, una vez que encontré solución al entorno que estaba viviendo, así surgió Infielmente mío, una novela para intentar auxiliar a tantas parejas con problemas de infidelidad, y en mi propia experiencia, me di a la tarea de escribir, estudiar, escudriñar qué podía hacer para que el perdón llegara a los corazones de cada persona que ha sido engañada, ultrajada, traicionada, y que en algún momento sintió que nadie lo entendería… Infielmente mío, está hecha para ti que buscas la manera de sanar, de aliviar heridas que surgieron a través de la desconfianza, a través del engaño, a través de la desesperanza, está hecha para ti que buscas la manera de sentirte en paz contigo, de reconocer y aceptar tus errores, y que buscas desesperadamente ayudarte a sanar las heridas que te causaste y que causaste indirectamente al ser que más amas, a tu pareja…
Toda acción, tiene una reacción… Perdonar, alivia el alma, y sana las heridas… Deja el pasado atrás y date la oportunidad de ser inmensamente feliz…
Con mucho cariño para ti
Magali Sauceda
Septiembre 2003

ÍNDICE
Infielmente mío.1
Introducción.2
El inicio. 6
El conflicto.18
La duda.24
La traición.30
La separación. 34
Mi autoestima.44
La sorpresa. 46
La reflexión.52
El remordimiento.60
El engaño.64
Los celos.72
La ternura de los hijos.76
El perdón.82

Capítulo 1
El inicio…Me casé completamente enamorada, llena de ilusiones con proyectos a futuro… Éramos jóvenes, con inexperiencia pero con todas las ganas de formar una familia… Juntos, nos sentíamos felices, más enamorados que nunca realmente cuando sabes que ese amor es verdadero, incondicional, hermoso, ¡entregas todo!, muchas veces los padres se oponen cuando les comunicas ¡Me quiero casar! sobre todo cuando eres joven, y lo primero que te preguntan es: ¿Por qué, ya metiste las patas verdad?, a veces no entienden que es porque amas… Por qué deseas compartir tu vida con la persona que tú has escogido, por qué se entienden de maravilla, por qué juntos se sienten, importantes, se sienten ¡únicos!
A veces nuestros padres se olvidan de que también fueron jóvenes… Y que con el mismo ímpetu que tenemos ahora nosotros quizás ellos también empezaron así…
Y bueno, ahora tengo diez años compartiéndome vida junto a Fernando, ¡lo adoro!, porque es el hombre más bueno y puro sobre la tierra, me encanta todo él, mis amigas me envidiaban porque era bueno es guapísimo, atento, caballeroso, educado, galante, y todas esas cosas que una sueña con su pareja… A lo que llamamos “el hombre ideal”…
Además; de que no pueden creer que él era virgen cuando nos casamos… Normalmente, eso no se da en un hombre… Bueno lo que pasa es que nos conocimos muy jóvenes él 16 y yo 15 años… Así que no hubo tiempo de que él probara el sexo con otras mujeres como suelen hacer muchos hombres antes de casarse, que según esto, para tener experiencia y enseñarle a su pareja o tienen oportunidad de tener muchas novias y con alguna de ellas sucede su primera vez… Me sentí feliz de que pasara nuestra primera vez juntos, y aprender poco a poco la magia, la pasión, y la sensualidad del amor…
El comienzo fue muy difícil, pues indudablemente aprendimos que nuestros padres tenían razón cuando nos decían que éramos muy jóvenes para casarnos, pues no te lo impiden porque no entiendan que se aman, sino porque tienen más experiencia y no te hablan claro… No te dicen lo que en realidad es… Que no tienes trabajo ni estudios suficientes para poder solventar las necesidades de una familia, ni si quiera las necesidades básicas… Así que tuvimos que trabajar de noche y estudiar de día, y descansar como se podía… Porque era difícil salir adelante.
Era de verdad muy difícil, a veces los sueños no llegaban a realizarse, se fracturaban y se hacían añicos como un vaso de cristal… Ahora lo recuerdo y mis lágrimas brotan de tristeza… Porque quería seguir viviendo igual que como cuando estaba en casa con mis padres, y no me importaba si había dinero en casa para comer, no era consciente de ello, sólo pedía y comía o abría la puerta del refrigerador para tomar mi postre favorito, o pedía dinero para comprar ropa, y todo eso no lo valoraba, ahora era todo diferente…
Abría mi refrigerador en mi propia casa y sólo había dos litros de leche y huevos, apenas lo esencial para sobrevivir… Qué tristeza no valorar lo que te dan tus padres, y querer hacer las cosas porque piensas que con amor todo estará bien… Pero lamentablemente de amor no puedes sobrevivir, así que sólo esperaba que en verdad el amor que sentía por Fernando tuviera raíces fuertes y profundas para soportar lo que vendría… Nunca dudé del amor que nos teníamos, pero sí de la economía que compartíamos, y sentía miedo de enfrentarme a una situación que desconocía, que era vivir limitada… Luchábamos día a día porque nuestros padres no se dieran cuenta de las necesidades que teníamos y de alguna manera oír el bello cántico que es y seguirá siendo normal en mi familia de decir: “Te lo dije”... Así que hacíamos lo inevitable para que no se dieran cuenta de la situación que vivíamos, pero fue en vano todo porque obviamente se daban cuenta de la situación… No nos quedó más remedio que recibir ayuda de nuestros padres, y tragarnos nuestro orgullo… Pero eso sí, la condición era seguir estudiando y nada de embarazos… Pero, es ahí cuando surgió el verdadero drama, porque para lo que nuestros padres eso era, un drama, para nosotros era una grandísima bendición…
Empecé a sentir grandes molestias de ascos mareos, y mi estado de ánimo tan sensible era evidente que estaba ¡embarazada! pero era lógico que como primeriza, ni la más mínima idea de que lo estaba... Con todo y malestares sin decirle a nadie, ni siquiera a Fernando porque no quería que se preocupara. Pensé que quizás podría ser la falta de alimento, o el estrés de tantas carencias que teníamos, los exámenes finales de la escuela para graduarme, el trabajo, mis padres, la casa, la comida, el dinero, la limpieza, ufff… etc.
Pensé todo será más tranquilo en 30 días, en un mes me habré titulado y podré estar más tranquila, sólo trabajaré por las tardes y tendremos más tiempo Fernando y yo para poder estar juntos, pues teníamos meses de sólo casi saludarnos como dos desconocidos, y apenas teníamos tiempo por las noches para hacer el amor y decirnos ¡Cuánto nos amábamos y nos extrañábamos!, decirnos que pronto pasaría el tiempo y que disfrutaríamos más de nuestro matrimonio, pues llegábamos rendidos de cansancio... Anhelaba tener un momentito de descanso de dormir plácidamente como un domingo en casa de mis padres con mi almohada de plumas de ganso, y sólo apretar el interpone para que me subieran mi juguito de naranja recién hechicito... ¡Pero no!...
Ya no estaba con mis padres, y ese anhelo era demasiado para mí, pero me sentía contenta de estar al hombre amado y no me arrepentía de haber cambiado lujos viajes, carro, alhajas, por estar al lado de mi querido Fer… Así que ese día que imaginaba estar tan plácidamente me sentí terriblemente mal, fui a la cocina a beber un vaso de leche exquisitamente fría, cuando el estómago se me revolvió terriblemente y devolví todo, ¡completamente todo en el instante!, ¿qué me pasaba?... ¡Me sentía tan mal! Hoy me titulaba, no podía faltar, así que hice un esfuerzo me arreglé y fui a mi graduación, ya estaba mi querido Fernando, siempre tan puntual, junto a sus padres, y los míos… Todo salió de maravilla, bueno casi todo, porque después del desayuno me sucedió lo mismo, me sentía terriblemente mal, y sentía que podía ser descubierta pues ya no podría disimular más…
Finalmente, todo terminó, me titulé con excelentes calificaciones y mis padres lloraron al escuchar mi nombre en la mención honorífica, era una gran sorpresa para ellos, pues quizás pensaron que con otras obligaciones quizás había terminado mi carrera por casualidad, pero no era así, realmente me esforcé porque sabía que ellos ya no tenían obligación de pagarme una escuela tan cara, al haberme casado, ahora el responsable era Fer, pero no alcanzaba, ¡ni hablar! Creo que mis padres se sintieron muy satisfechos.
Al fin, había terminado mi carrera. Nos fuimos a casa y Fer me preguntaba que me pasaba, pues a pesar de que todo había salido de maravilla él notaba que no estaba contenta, pero no era así, lo que pasa es que me sentía terriblemente mal...
_Nada, nada amor, sólo que pensé que no llegaría este día, ¡pero claro que estoy feliz! Nuevamente me cuestionaba... _ ¿En verdad Melissa, estás feliz?
_Sí amor, lo que pasa es que estos últimos días me he sentido muy cansada, es todo...
Tú sabes, la tesis, los exámenes finales, la casa, etc. En verdad me siento cansada... Y quizás deba tener una infección en el estómago pues desde hace un par de días he sentido náuseas y malestares...
_Mi nena, ¿por qué no me lo habías dicho? Mañana iremos al Dr. no me gustaría que te pasara nada.
Al día siguiente me levanté con mejor ánimo, así que hice algunas actividades, por la tarde me fui como siempre a trabajar pero no pude terminar el día porque realmente me sentía fatal, náuseas, mareos, vómito... Así que terminé por hablarle a Fernando por teléfono...
_ ¿Amor?
_Si mi nena, cómo te has sentido cariño, que bueno que me llamas, en este momento te iba a llamar, ¿Cómo sigues?
_Fatal, en verdad flaco, me siento mal... Ya pedí permiso de salir, ¿puedes venir por mí?
Melissa, entonces no son simples malestares ¿verdad?
_No, mi amor, no quería preocuparte... Está bien, salgo en este momento para allá...
Llegamos al Dr. y Fernando me abrazaba y me hacía cariños como si fuera una niña desvalida... Mientras el Dr. Me hacía las preguntas de rutina…
_ Sra. Abed, dígame usted, ¿Qué molestias ha sentido? _
_Pues verá Dr. Hace un par de días he sentido malestar estomacal, náuseas, vómito ¿Alguna otra cosa? Antes de contestarle, me dieron ganas de darle un coscorrón, ¿Cómo me preguntaba si alguna otra cosa?, sí con eso me sentía fatal…
_Pues mucho cansancio_
_Bueno Sra. Abed, recuéstese, por favor, comenzó a auscultarme el vientre, escuchaba mi corazón…
Me tomaba el pulso, me veía los ojos en fin, Fernando sólo observaba; de repente su pregunta hizo que el corazón me diera un gran vuelco,
_Señora Abed, ¿Cuál es la última fecha de su menstruación?...
Y hubo un gran silencio...

¿Quieres saber qué pasa?...



Autor Magali Sauceda
Todos los derechos reservados ©
2003

Registrada bajo derechos de autor como lo marca el
artículo 168 de la L.F.D.A.


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